jueves, 9 de febrero de 2012

Keep on track, babe!

 

El viernes pasado fui a las II Jornadas de transición al inicio de la traducción. No es que ahora lo vea toda de color rosa, pero al menos tengo algunas ideas sobre qué camino seguir. Así que estoy de humor para escribir una entrada con algo de positivismo, aunque tampoco nos pasemos que después de todo sigo siendo yo.

El otro día, mi amigo Juanjo me preguntó si sabía que empezar a trabajar iba a ser tan difícil y, sobre todo, que íbamos a depender tanto de encontrar nuestros propios clientes. De primeras le dije que sí, pero después de reflexionarlo ya no lo tenía tan claro. A lo mejor es simplemente que sabía que iba a ser duro pero no es lo mismo saberlo que vivirlo. También es cierto que soy una persona muy inquieta. Estoy acostumbrada a tener muchas cosas que hacer y esa idea de enviar CV, aunque sea regularmente, y esperar a que alguien te diga algo, me resulta agotadora. Además, llevo oyendo desde el principio que ha sido mala época por ya sabéis qué.

crisis

Efectivamente, no vamos a mencionar la palabra con «c». No sólo no la voy a mencionar yo, sino que, si decidís comentar, os pido que por favor que no la mencionéis vosotros. Para que os hagáis una idea del plan quiero recordaros o, si no la conocéis, presentaros un trozo de una canción de John Walker – Walk on the Ocean que dice así: And somebody told me that this is the place where everything's better and everything's safe. Vamos a fingir que éste es un sitio seguro en el que esa palabra no existe. Un poco rollo terapia de grupo. Si me conocéis probablemente pensaréis que me he dado un golpe en la cabeza. Podría ser. Pero lo cierto es que desde hace un tiempo estoy cansada de oír lo mal que va todo. No digo que las cosas sean fáciles pero repetir lo difícil que es no va a hacer que las cosas mejoren, sino todo lo contario.

Curiosamente, el otro día Patrick Martínez  en su conferencia dijo que a nuestro campo no había llegado ese problema. ¿Es verdad? ¿No lo es? Pues la verdad es que no lo sé porque como no he intentado establecerme anteriormente, no tengo nada con lo que comparar.

Lo que sí sé es que en diciembre fui a ver al jefe de la empresa para la que trabajé un par de meses, de septiembre a noviembre, traduciendo para festivales y haciendo sincronización en sala. Me dijo que estaban un poco agobiados con los recortes en cultura. Después de todo, su trabajo gira en torno a los festivales y muchos dependen bastante de las ayudas gubernamentales. Y aquí es donde empieza el peligro. Y diréis: ¿qué peligro? ¿Qué dice la loca esta? Os lo explico. Los festivales de cine, teniendo en cuenta que muchos de ellos llevan más de cuarenta años, no van a desaparecer. Lo que sí puede pasar es que intenten reducir el número de subtituladores y, teniendo en cuenta que he llegado la última, os hacéis una idea de quién va a quedarse en casa si se reduce la plantilla, ¿verdad? Y aquí es cuando aparece esa personita. Esa personita que es egoísta y que empieza con cosas pequeñas como: a lo mejor esa chica que es profesora tiene plaza desde septiembre y no va a San Sebastián – que en principio no es un mal pensamiento porque le estoy dando trabajo a la muchacha.  Pero claro, luego la cosa evoluciona a: con un poco de suerte a las que vienen de fuera les viene mal y no vienen este año. En resumen, que me estoy creando un mal karma que me va a costar deshacerme de él unas seis vidas. Y además no sé quién es esa persona, no la conozco y no me gusta. Esa persona no soy yo.

Así que escribo esta entrada porque quiero dejar eso atrás. Quiero aprovechar ese subidón de energía de las jornadas para tomármelo con más positivismo y quejarme un poco menos, que me quejo mucho, lo sé. Sé que no me va a ser fácil porque no es mi estilo y no prometo nada porque también sé que en una semana puede que se me haya olvidado esta promesa, pero puedo prometer y prometo que lo voy a intentar que es gratis.

flower-power

Hay que recordar que se recoge lo que se siembra. Y que, aunque cueste, si trabajas y te esfuerzas, al final conseguirás lo que quieres. Porque la suerte no existe. Mi padre siempre dice que la gente llama suerte a lo que en realidad es trabajo. Y una cosa que me parece muy importante: el trabajo permanece. La suerte puede abandonarnos, pero el trabajo siempre estará con nosotros.´

Otra cosa que también quiero resaltar es que seamos buenos compañeros. Hay que tener ética. No puede uno ir por el mundo pisando a los demás. No robéis clientes, si conseguís uno porque ofrecéis mejores servicios está muy bien, pero no critiquéis a otro traductor para quedaros con un cliente suyo. A lo mejor a algunos eso de la ética de la traducción les parece una tontería ya que, además, parece estar surgiendo un importante movimiento de gente que vende la idea de que la actitud lo es todo y que lo demás no importa. Pero sí importa. Porque puede que no hoy o puede que no mañana, pero tal vez dentro de cinco años tengáis la posibilidad de un proyecto importante que dependa de alguien a quien hicisteis la puñeta y ese día os vais a enterar de lo que vale un peine.

Así que aunque estemos cansados, tengamos ganas de rendirnos y cabrearnos porque todo el mundo trabaja (algunos con métodos que nos parecen del todo inadecuados o cuya calidad como traductores ponemos en duda) hay que seguir adelante porque recordad: hacia atrás, ni para coger impulso.